viernes, 19 de septiembre de 2014

3D



Con una repentina dosis de energía empieza una semana de expectativas y retos. La sensación de auto superación se activa con el primer rayo de sol que ingresa por el amplio y antiguo ventanal de la sala, saluda imponente, alcanza e ilumina hasta los rincones más oscuros de mi ser.

Sol: Sin perder el tiempo has de levantarte que alguien existe para en el camino acompañarte.
Yo: Activado desde temprano es el mejor de los inicios… ¿Alguien me acompañará?
Sol: Los grandes retos son para los que pueden cumplirlos, y tú, es hora de que empieces a vivirlos.

Retomo el ejercicio que siempre me acompañó pero que, con el correr de los años, fui dedicándole menos tiempo hasta que lo volví un recuerdo. Es como si fuera uno de esos amigos que, porque vive muy lejos, lo visitas poco, casi nunca. Pero él sabe el aprecio que se le tiene así que no guarda resentimientos. Los que aún siguen resentidos son los músculos de mi cuerpo. Duelen como si nunca los hubiera usado, y hay unos que ni siquiera sabía que existían.

Llamas tú y el día mejora de forma repentina e inexplicable. No tiene que haber una razón especial para oírte, menos para verte. Ya quiero buscarte, caminar, conversarnos, abrazarnos, comentar, renegar, reir, soñar, vivir y que este día lunes, blue, termine siendo el mejor de todos y “no un lunes cualquiera”.

Y es así, cada paso que damos lleva una connotación más allá del camino físico que seguimos pisando mientras nos acercamos a algunos de estos cafés para pedirte uno y calentar tu cuerpo frágil, invadido por el frío que sin duda es un aliado para seducirte y una ocasión para abrigarte con el calor que llevo dentro, para ti.
Y digo más allá del camino físico porque nuestro destino común es el equilibrio mental en el que trabajamos juntos, el futuro tangible al que nos dirigimos, con todos los tropiezos que son parte de esta vida, que están presentes para los que se atreven a vivir sus sueños, se hagan más fuertes aún y sigan creyendo, como yo creo en ti, tú en mí y ambos en nosotros mismos.

Si antes queríamos estar unidos siempre, ahora hay un motivo que siempre nos unirá, la razón para ser más felices de lo que somos y hemos sido. Una razón que se convirtió en dos y ahora son tres formando un trípode estable, sólido. Un nuevo camino por construir, algo nuevo por vivir como un todo.

Ahora todo cambia, sin embargo, todo sigue siendo igual. Una revolución interna que ha ido creciendo y mueve todo lo que se puede tocar, y lo que no. Me mueve a mí. Tú me mueves a mí. Yo te muevo a ti. Y ahora TÚ nos mueves a nosotros. Son mi razón y mis ganas. Son mis sueños y mis días. Son lo que hay y lo que está por venir. El motivo extraviado, la parte de mi todo.

Te quiero decir siempre que siempre te quiero. Que nos merecemos todo lo que soñamos, todo lo que queremos. Y si nos tenemos es porque lo queremos y lo merecemos. Sigamos soñando para seguir viviendo aquí, allá. Juntos los tres.

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