Con
una repentina dosis de energía empieza una semana de expectativas y retos. La sensación
de auto superación se activa con el primer rayo de sol que ingresa por el amplio
y antiguo ventanal de la sala, saluda imponente, alcanza e ilumina hasta
los rincones más oscuros de mi ser.
Sol: Sin
perder el tiempo has de levantarte que alguien existe para en el camino
acompañarte.
Yo: Activado
desde temprano es el mejor de los inicios… ¿Alguien me acompañará?
Sol: Los
grandes retos son para los que pueden cumplirlos, y tú, es hora de que empieces
a vivirlos.
Retomo
el ejercicio que siempre me acompañó pero que, con el correr de los años, fui
dedicándole menos tiempo hasta que lo volví un recuerdo. Es como si fuera uno
de esos amigos que, porque vive muy lejos, lo visitas poco, casi nunca. Pero él
sabe el aprecio que se le tiene así que no guarda resentimientos. Los que aún
siguen resentidos son los músculos de mi cuerpo. Duelen como si nunca los
hubiera usado, y hay unos que ni siquiera sabía que existían.
Llamas
tú y el día mejora de forma repentina e inexplicable. No tiene que haber una
razón especial para oírte, menos para verte. Ya quiero buscarte, caminar,
conversarnos, abrazarnos, comentar, renegar, reir, soñar, vivir y que este día
lunes, blue, termine siendo el mejor de todos y “no un lunes cualquiera”.
Y es
así, cada paso que damos lleva una connotación más allá del camino físico que
seguimos pisando mientras nos acercamos a algunos de estos cafés para pedirte
uno y calentar tu cuerpo frágil, invadido por el frío que sin duda es un aliado
para seducirte y una ocasión para abrigarte con el calor que llevo dentro, para
ti.
Y digo
más allá del camino físico porque nuestro destino común es el equilibrio mental
en el que trabajamos juntos, el futuro tangible al que nos dirigimos, con todos
los tropiezos que son parte de esta vida, que están presentes para los que se
atreven a vivir sus sueños, se hagan más fuertes aún y sigan creyendo, como yo
creo en ti, tú en mí y ambos en nosotros mismos.
Si
antes queríamos estar unidos siempre, ahora hay un motivo que siempre nos
unirá, la razón para ser más felices de lo que somos y hemos sido. Una razón
que se convirtió en dos y ahora son tres formando un trípode estable, sólido. Un
nuevo camino por construir, algo nuevo por vivir como un todo.
Ahora
todo cambia, sin embargo, todo sigue siendo igual. Una revolución interna que
ha ido creciendo y mueve todo lo que se puede tocar, y lo que no. Me mueve a
mí. Tú me mueves a mí. Yo te muevo a ti. Y ahora TÚ nos mueves a nosotros. Son
mi razón y mis ganas. Son mis sueños y mis días. Son lo que hay y lo que está
por venir. El motivo extraviado, la parte de mi todo.
Te quiero decir siempre que siempre te quiero. Que nos merecemos todo lo que soñamos, todo lo que queremos. Y si nos tenemos es porque lo queremos y lo merecemos. Sigamos soñando para seguir viviendo aquí, allá. Juntos los tres.