“El reloj” de Charles Baudelaire, dice que los chinos
ven la hora en los ojos de los gatos. En la mirada de mis gatos se encuentra
algo tan infinito como nuestros sueños, tan inexplicable como nuestro
comportamiento de seres in-humanos, tan sublime como el amor. De los lugares
donde mi mente está y ha estado, el mejor de todos, sin duda alguna, es la
mirada de mis gatos, en ellos el mundo con el cual sueño a diario es real, es
tangible, es mío. En la mirada de mis gatos los duendes y los demonios son mis
compañeros de camino. No se necesitan los pies porque todo está suspendido,
todo levita, todos volamos. En la mirada de mis gatos veo lo que no encuentro
acá, todo lo que existe dentro de aquellos ojos vastos tiene armonía, las
apariencias son lo último que se toma en cuenta pues no hablamos para
comunicarnos, ni vemos con los ojos. En la mirada de mis gatos siento la
tristeza no como la conocemos ahora si no como que fuera parte de mí, parte de
nosotros, parte de todos, que nos extiende su mano, que nos alimenta y que nos
llena. En la mirada de mis gatos realmente hay una felicidad indescriptible que
envuelve a cualquier invitado, que hace sentir vivo, feliz y completo. Esa
mirada que, en un gran porcentaje de personas, no se encuentra. -Confiando siempre
en las excepciones-.
“¿Por qué te gustan tanto los gatos?” reza mi mamá
cada vez que hablo enamorado de ellos, espero haber podido responder tu
inquietud.
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