Recordaré los besos, nuestros labios crudos con amor, y cómo me
diste todo lo que tenías, y cómo te ofrecí lo que quedaba de mí, y me acordaré
de tu pequeña habitación, la sensación de la luz de la ventana, tus registros,
tus libros, nuestras mañanas de café, nuestras tardes, nuestras noches,
nuestros cuerpos derramados, durmiendo juntos, las corrientes que fluyen
diminutas, inmediatas y para siempre, tu pierna, mi pierna, tu brazo, mi brazo,
tu sonrisa y la calidez de ti, quien me hizo reír de nuevo.
Charles Bukowski
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